Historia
Mucho más que una simple sandía
Las sandías parecen un producto sencillo: veraniegas, refrescantes, de un rojo intenso. Pero detrás de esa apariencia alegre, hay una fruta que no se deja domar tan fácilmente. Crecen a su ritmo y reaccionan con fuerza al sol, la lluvia y la tierra. Por eso, todo puede cambiar de un día para otro. Y justo ahí está el reto… y también el atractivo.
Entonces, ¿cómo garantizamos un suministro constante semana tras semana? Todo empieza por la confianza. Entre productores y compradores, pero también dentro de la propia cadena. Nuestro compañero Daaf no llama a las sandías “extremas” por nada. Solo mediante comunicación directa y una colaboración estrecha conseguimos entregarlas justo a tiempo.
El tiempo lo es todo
Actuar con rapidez es la clave. Una sola lluvia puede tirar abajo toda la planificación. Como dice Cintia, es fundamental cargar las sandías en un plazo máximo de un día tras la cosecha. Solo así se mantienen frescas y con todo su sabor. Y a eso aspiramos cada día.
Trabajamos mano a mano con productores de distintas regiones. No solo en países como España o Italia, sino también provincia por provincia, porque cada zona tiene su propio microclima. Al distribuir de forma inteligente, reducimos riesgos y alargamos la temporada. Algo esencial, porque el mercado es tan cambiante como el clima.
Distribución inteligente, disponibilidad asegurada
También en el lado de la venta aplicamos una estrategia de distribución consciente. Como explica William, colaboramos con todo tipo de supermercados —desde tiendas de descuento hasta grandes cadenas— y estamos presentes en varios países. Eso nos permite adaptarnos rápidamente. ¿Hace frío en Países Bajos, pero calor en Suecia? Podemos reaccionar de inmediato.
Esa flexibilidad da estabilidad a toda la cadena. Todos saben a qué atenerse. ¿Y las sandías? Ahí están, en el estante, justo cuando se necesitan.